Un golpe seco que acabó en el suelo junto a un gran
escalofrío que recorrió toda su espalda fue lo que hizo a Lena abrir los ojos rápidamente.
La habitación contenía un aura extrañamente fría a pesar de que el verano
estaba ya a la vuelta de la esquina, lo que la hizo estremecerse por completo y
se quedó inmóvil mirando la estancia e intentando averiguar qué era lo que iba
mal allí dentro.
Miró el reloj observando que eran ya las 7.45 de la mañana dio
un salto de la cama directa al armario a coger lo primero que encontrase e ir
al estudio. Al abrir la puesta de la habitación se quedó parada, un fuerte olor
a café llegaba hasta ella cosa que le resultó muy extraña pues no había
preparado café. Dio pequeños y lentos pasos hacía la cocina, de donde provenía
el olor y antes de llegar a la puerta se quedó parada y estupefacta al mismo
tiempo.
¿Porqué había rastros de sangre que salían de la cocina
hacia el jardín…?
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